Basta de confiar mis relatos a mi vil memoria, de ahora en adelante se los confiaré a ustedes (porque alguien me está leyendo, ¿no?).

miércoles, 24 de agosto de 2011

Lo irrelevante

El tiempo, obnubilado por las situaciones que en él ocurren, pasa desapercibido. Deja tras de sí las ráfagas del final anticipado que nos rozan pero que apenas notamos. Ya no tiene intenciones, nosotros se las adjudicamos, lo culpamos aun no lo vemos, lo llamamos aun no lo queramos. El viento se lleva las huellas de lo que alguna vez fue, pero no a nosotros, que creemos mantenerlas y jugamos a imaginar su existencia. Si algo se acaba jamás vuelve a comenzar. Las acciones se imitan pero jamás se repiten. Nada es relevante, nada queda más que nosotros mismos y las repercusiones de lo que ya fue que cargamos voluntariamente. El tiempo pasa y creemos que la brisa que le arrebata el pigmento a nuestro cabello y marca las expresiones en nuestro rostro, es obra de un despiadado plan superior. ¿Lo es? ¿Lo son las acciones esporádicas, los actos superfluos, los sentimientos breves? No. No lo son. Todo pasa, nada queda. El tiempo no nos considera merecedores de su mirada. Todo es irrelevante.

2 comentarios:

  1. "Todo pasa, nada queda"

    Te cito,

    Los sucesos pasan, las letras quedan.

    Recuerdo la canción

    El tiempo, el implacable, el que pasó,
    siempre una huella triste nos dejó,
    qué violento cimiento se forjó
    llevaremos sus marcas imborrables.

    luego dice

    El tiempo, el implacable, el que pasó,
    siempre una huella triste nos dejó,
    qué violento cimiento se forjó
    llevaremos sus marcas imborrables.


    Tu también lo meditaste, acertadamente, en tu estilo...

    Saludos.

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  2. Sin duda una clara contradicción a mi cita totalmente intencionada, pero no por eso dejo a un lado los versos de Milanés.

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