Basta de confiar mis relatos a mi vil memoria, de ahora en adelante se los confiaré a ustedes (porque alguien me está leyendo, ¿no?).

sábado, 10 de septiembre de 2011

Tierra


Las olas mecen nuestro grácil lecho,
Enconmiable canto es su noble oscilar.
Resuena el sueño en tu cálido pecho
Al son salobre del inquieto mar.

Una corriente se asemeja a un bostezo,
Seductor, paciente y sumiso al encauzar.
Hemos zarpado sin prometer regreso,
Hemos anclado la nave en alta mar.

El horizonte oculta aquella costa,
Allá donde el viento zarandea al cedro.
¡No quiero más playa que tu sonrisa angosta,
Ni más ramas que tu pelo negro!

Este sol la gaviota lo desconoce,
Por aquí nadie osa deambular,
¿Mas dónde más sucumbir a tu roce?
¿Mas dónde más contemplarte dormitar?

Tu lucidez escurridiza regresa
Cuando la luna da la espalda a la mar;
Entre tanto celeste, azul, turquesa,
Mi tierra es el café de tu mirar.

2 comentarios:

  1. Pero que hermoso poema, de rima cuidadosamente llevada, límpido como el paisaje que describe, sutilmente sensual como las olas del mar que tus ojos saben mirar y tus dedos plasman al digitar.

    Cuanto talento!!

    Me alegro de encontrarte.

    Y de seguirte.

    Gracias y un saludo.

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  2. Muchas gracias a ti. Tu efusión me anima a seguir. Saludos.

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