Era el valle florido de la rosa y la ortiga,
Eran espumas las nubes, el cielo azul matiz;
Él, con risa discreta, conservaba la espiga,
Yo, que lloraba en un pétalo, me sentía gris.
Eran sus labios finos y sus palabras mías;
El ruiseñor conoce el verso con el cual me amó.
"¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!" él, con efusión, decía,
Y yo, que ahora callaba... ¡cuán gris estaba yo!
Era tan bello el contraste de su nívea piel
Con sus cabellos negros y sus labios escarlatas,
Mas era tan insípida de su beso la miel,
Mas era tan opaca de sus ojos la plata.
Era el fulgor del sol de sus caricias testigo,
Y mi beso triste y amargo lo sabía feliz.
Era su sentimiento liviano como el trigo,
Mas yo, que aún esbozaba lágrimas, estaba gris.
Excelente. Con el cuidadoso uso de cada palabra, con imagenes bien logradas, emociones coherentemente expresadas...
ResponderEliminarTu rima es ¿pura?.
Un placer visitarte.
Saludos.